El enfoque basado en fortalezas supone la posibilidad de favorecer el empoderamiento de la personas. La intervención y las personas que la conducen, deben promover los mecanismos para que las usuarias y usuarios se apropien de su poder y potencial.
Este enfoque permite a las personas identificar y construir sobre sus fortalezas, de esta manera pueden alcanzar sus propios objetivos, conservar o recuperar la independencia en sus vidas.
Este enfoque orienta la intervención, plantea que el foco central de la atención debería basarse en los recursos existentes en las personas y sus ambientes más allá de las patologías y los problemas.
A partir de la identificación, uso y robustecimiento de las fortalezas se cuenta con materia prima para lograr los objetivos con las personas y las familias.